Por segundo año consecutivo, el equipo tutorial del Programa realizó su encuentro de primer semestre para dar a conocer el trabajo que se realizan: sesiones grupales en las que abordan las inquietudes académicas, vocacionales y socioafectivas que pueden tener los y las estudiantes de primer año.
Una de las constataciones más importantes que dejó la pandemia fue que el contacto cara a cara es irremplazable. Podrán existir plataformas virtuales, herramientas, tecnología de última generación e inteligencia artificial, pero nada reemplazará la experiencia de estar frente a una persona de carne y hueso. Por eso, en tiempos en que las conversaciones y relaciones interpersonales pareciera que se circunscriben cada vez más a pantallas, las instancias de encuentro cobran especial relevancia. Sobre todo, en momentos tan importantes en la vida de una persona como puede ser entrar a la universidad.
Algunas de esas reflexiones fueron las que efectuó el equipo de tutores del Programa Académico de Bachillerato, integrado por Sofía Urzúa, Vicente Pavez, Ignacio Soto, Sebastián García, Javiera Gallardo, Millaray Espinoza, Fernando Córdovez, Jael Oñate y Kris Campos, para organizar su encuentro con los y las estudiantes de primer año. La actividad se realizó el miércoles 21 de marzo en el Patio del Útero y tuvo por objetivo dar a conocer la labor que realizan en Bachillerato.
Sofía Urzúa, bachiller, estudiante de Medicina y coordinadora del equipo tutorial, lo explica: “esta es una actividad de difusión para que los mechones y mechonas nos conozcan, para que podamos interactuar y para que sepan que los podemos ayudar durante su primer año”, explica. “Yo me sentía bien sola cuando era mechona, pensaba que todo el rato tenía que estudiar y estudiar, rendir, rendir y rendir, pero ahora me doy cuenta de que había más tiempo para hacer otras cosas. Creo que es importante que los, las y les chiquillos se den cuenta de eso, que se puede tener más vida que solamente dedicarse a estudiar. Que uno puede conocer más instancias en la universidad ya que acá no nos estamos formando sólo académicamente, sino también como personas”, dice.
El equipo de tutorías trabaja de manera grupal. Los y las estudiantes se inscriben con el o la tutora que estimen conveniente y en el horario que más les acomode. Las sesiones son semanales y en ellas se conversan de los temas, necesidades o inquietudes que los y las integrantes plantean, pero siempre bajo tres pilares: el académico, el vocacional y el socioafectivo. El primero aborda técnicas de estudio, como por ejemplo, cómo responder una prueba, cómo leer un artículo científico o cómo organizar los tiempos de estudio.
“El año pasado nos abrimos a pasar materia, antes no lo hacíamos”, cuenta Sofía. “Entonces, como consideramos que era una necesidad, implementamos guías de estudio que hacemos nosotros mismos y que pasan por el visto bueno del equipo docente del Programa. El año pasado trabajamos las asignaturas de Economía y Física. Además, hacemos ayudantías masivas antes de las pruebas”, detalla.
El pilar vocacional consiste en explorar los gustos, intereses y habilidades de los y las estudiantes y, el tercero, el pilar socioafectivo, apunta a las relaciones interpersonales que se dan en la vida universitaria. “Me gusta mucho tener la oportunidad de hacer sentir cómoda a la gente y de ayudar en el proceso de adaptación a la universidad porque yo igual fui tutorado, en pandemia eso sí”, cuenta Fernando Córdovez, bachiller y estudiante de Ingeniería. “Mi tutor era muy buena onda, me hizo sentir bien y como habían muchas reflexiones a nivel colectivo, aunque fueran online, me gustó y me sirvió harto. Como escuché eso mismo de mis compañeros, decidí ser tutor para apoyar en lo que pueda a quienes están entrando a la U, en su proceso de adaptación”, agrega.
Cristian Ferreira, psicólogo del Programa y coordinador de las tutorías, se refiere a la importancia que tienen los tutores en Bachillerato, sobre todo, para los y las estudiantes de primer año. “Las tutorías son espacios de acompañamiento que realizan pares, estudiantes de cursos superiores, que están en segundo año o que ya están en sus respectivas carreras, entonces el acercamiento que tienen es distinto al que podemos tener nosotros o los profesores”, explica. “Estos espacios han ido ganando cada vez más espacio porque implican un apoyo que se da en términos de cómo relacionarse con la experiencia formativa, que sabemos que no se restringe sólo al aula. Su papel es fundamental en términos de integración a la vida universitaria, con todo un polo de acompañamiento afectivo, relacional, que busca favorecer la integración y, a la larga, hacer que ese tránsito sea más tranquilo y más ameno”, añade.
Tutoría LEA para segundo año
Si bien las tutorías están enfocadas en primer año, también existe una cuyo foco está en el proceso por el que pasan los y las estudiantes de segundo año del Programa, quienes deben escribir un ensayo monográfico como requisito para transferirse a sus carreras de destino.
Millaray Espinoza, bachiller y estudiante de Psicología, es quien está a cargo de impartir la tutoría de lectura, escritura y oralidad (LEA), desde hace dos años. “En las sesiones abarcamos todo el proceso de escritura: desde la introducción, la construcción de la pregunta de investigación, los objetivos, el desarrollo y las conclusiones. Hacemos un acompañamiento para que los, las y les estudiantes puedan desenredar sus ideas, darle una bajada concreta e ir acotando el tema sobre el que quieren escribir”, explica.
–¿Por qué decidiste ser tutora?
-En mi caso el proceso de la monografía fue complejo, me tocó en pandemia. Cuando se abrió la tutoría de lectoescritura, me inscribí y en verdad me ayudó mucho. En las reuniones y yo como que vomitaba información y la tutora de ese tiempo me ayudó mucho a ordenar lo que quería abordar o decir, y cómo decirlo. Entonces, tengo esas ganas de entregar esa ayuda que se me ofreció a mí, y eso es lo que hoy me motiva a estar acá.
Revisa el horario de las tutorías del primer semestres 2024, aquí.
Unidad de Comunicaciones
Programa de Bachillerato
