Previo al lanzamiento de la segunda versión del modelo de competencias referenciales en salud digital, el académico de la Facultad de Medicina e integrante del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS), destaca que esta herramienta “se presenta como un bien público único en América Latina”. El modelo “debería guiar a directivos en centros de la salud, hospitales, servicios y ministerios como organizar grupos de trabajos, competentes y articuladas para afrontar los desafíos de la salud digital en sus ambientes”.
La Universidad de Chile es entidad fundaora y socia del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS), en el cual, explica el profesor del ICBM de la Facultad de Medicina y Presidente del Comité Académico, Steffen Härtel, han definido “junto a nuestros colaboradores de las universidades de Valparaíso, Talca, Concepción y Católica de Chile y nuestros asociados internacionales, los mapas de ruta en Innovación, Sistemas de Información, Capital Humano y Calidad, educando y formando a expertos que hoy en día trabajan en los diferentes áreas y desafíos del centro”.
Desafío creciente en un campo cada vez más necesario: la salud digital, para lo cual las universidades son cruciales. En ese sentido, señala el académico, “recientemente hemos ampliado la temática y el espectro por la Red de Salud Digital de las Universidades del Estado (RSDUE), con 14 instituciones de educación superior a lo largo del país”.
La salud digital, detalla el profesor Härtel, está en muchos aspectos del sistema de salud, “desde el cuidado, prevención o atención de la salud individual; la salud en un aspecto epidemiológico o salud global”. En este contexto, la Universidad de Chile ha venido trabajando en este desafío previo a la creación del CENS, a partir de instancias como el Centro de Informática Médica y Telemedicina de la Facultad de Medicina y sus programas formativos pioneros como el Magister Internacional en Informática Médica, que data del 2014; y de Diplomas y Escuelas de Verano en la disciplina, labor que ha trascendido las fronteras con una red de colaboración internacional con planteles como las Universidad de Heidelberg o Heilbronn en Alemania.
Este espacio interdisciplinario de financiamiento público tendrá un nuevo hito este martes 25 de junio con el lanzamiento del Modelo de Competencias Referenciales en Salud Digital, el cual -en su segunda versión- reúne los conocimientos, habilidades y actitudes que deben tener las personas que trabajan en el mundo de la salud, para enfrentar los desafíos del sector y contribuir a la transformación digital. “El modelo de competencias referenciales en salud digital en su segunda versión presenta un bien público único en América Latina en este momento”, señala Steffen Härtel, quien en esta entrevista aborda los desafíos de salud digital y el rol del CENS y las universidades.
¿Cómo entendemos el concepto de salud digital?, ¿cómo se está implementando hoy y qué falta para un estado óptimo, considerando los constantes cambios tecnológicos y de escenarios sociosanitarios?
La salud digital abarca todos los campos donde componentes digitales, datos o información interactúan con diferentes aspectos de la salud, desde el cuidado, prevención o atención de la salud individual, la salud en un aspecto epidemiológico o salud global. Está impactando a todas las carreras y la formación de disciplinas a nivel técnico y profesional, desde el pregrado hasta el postgrado.
En muchos países del mundo ya existe la especialización médica en el campo. Existe la informática médica, informática biomédica o clínica, doctorados o disciplinas de investigación, juntos a sociedades científicas.
La salud digital también dio un enorme impacto en las ciencias de las ingenieras y computación, desde la fabricación de dispositivos médicos, robótica, sistemas de información o componentes de telemedicina. Organizaciones mundiales como la OMS/OPS incluyen temáticas de la transformación digital de la salud como dominio de desarrollo, desde sus competencias en la práctica hasta la gobernanza y legislación.
La velocidad del avance tecnológico digital es enorme y cada nuevo aspecto, por ejemplo, el internet de las cosas, blockchain o inteligencia artificial tienen sus efectos en la comprensión y nuevas definiciones de los quehaceres en la práctica.
¿Por qué es importante que las universidades estén en este tema, más allá de que forman a profesionales de la salud?
Primero, se debe destacar que recién en estos años las mallas curriculares de las disciplinas de las carreras de salud universitaria están siendo revisadas en relación a componentes que definen o mejoran competencias en el campo, y aun no hablamos de futuros perfiles de egresados.
La formación en Chile y la región está tremendamente atrasada respecto a la incorporación de competencias nuevas para afrontar desafíos en el campo. Eso por cierto tiene efectos enormes en relación con la calidad de la atención en salud que recibimos como pacientes, que medicamentos consumimos y a que precios (propietarios, bioequivalentes o genéricos) o posibles contraindicaciones. También se repiten errores en la compra e instalación de sistemas de información hospitalaria, en el ámbito público y privado, que implican pérdidas millonarias o situaciones inaceptables observadas en las listas de espera.
En nuestro campo como investigadores o académicos, sufrimos al no contar con estudiantes o profesionales que manejen temas de programación, que sean capaces de pensar en terminologías, procesos o ciencia de datos en el ámbito de la salud para afrontar desafíos en investigación y desarrollo en los ámbitos de la biomedicina, medicina o salud pública. Nuestros proyectos se atrasan por el hecho de tener que formar personas recién en un momento avanzado en sus carreras con las competencias que se requieren, en especial personas que saben trabajar en un campo interdisciplinario y con capacidades de comunicar conocimientos de dominios entre diferentes disciplinas en beneficio de un desafío común. Por eso como investigadores, analistas de datos e información, es fundamental contar con capital humano avanzado en salud digital.
Los datos forman parte de los engranajes de la salud digital. Considerando el nivel de información que se despliega allí, ¿cuán clave es la ética y normatividad?
Es importante balancear los beneficios de las innovaciones y nuevos conocimientos para una mejor salud con aspectos éticos. El acceso a datos de personas e instituciones debe ser manejado en forma cuidadosa, resguardando los derechos de las personas e entidades involucradas. Conocimiento e información representa poder y poder requiere control. Al mismo tiempo presenta un desafío no frenar nuevas oportunidades por razones de desconocimiento del mundo digital o aspectos de nuevas formas de generar conocimiento o soporte a la decisión humana representada por la inteligencia artificial y sus derivaciones.
Tenemos que organizar una buena gobernanza de datos dentro de nuestras instituciones y también a nivel de nuestro gobierno. La base para eso son el conocimiento, competencias, actitudes y conocer y respetar los roles en estos escenarios, manteniendo buenas comunicaciones y dedicación a la mejora continua. Importantísimo es, por supuesto, definir las metas y el estilo de trabajo en nuestro entorno. El ánimo de crecer y aportar a una sociedad mejor educada, equilibrada, abierta y generosa con el individuo y sus talentos debe prevaler. En este contexto, es importante renovar y ajustar los desafíos de centros, institutos y redes constantemente, incluyendo y colaborando con todas las regiones, porque la salud digital requiere una articulación y comunicación como país.
Este martes 25 de junio lanzan un nuevo aporte a los modelos de competencias. ¿Qué implica esta presentación?, ¿cómo esperan impactar en la atención en salud de la ciudadanía?
El Modelo de Competencias Referenciales en Salud Digital en su segunda versión presenta un bien público único en América Latina en este momento. Es la herramienta que requieren formadores para definir sus mallas modernizadas. También guía -o debería guiar- a directivos en centros de la salud, hospitales, servicios y ministerios sobre cómo organizar grupos de trabajos, competentes y articulados para afrontar los desafíos de la salud digital en sus ambientes.
Este apronte permite definir rutas formativas para personas individuales en el campo que quieren especializarse en una dirección particular, sea en el uso, el desarrollo o la gestión de la información en el campo. No hay progreso en el campo sin la comprensión de la complejidad de la tarea y el conocimiento de competencias fundamentales que permiten crecer y constituir una sólida base de acción.
Creo que todes hemos vivido situaciones en que nuestros datos como pacientes fueron manejados en forma oportuna y situaciones en que tuvimos que proveer las mismas informaciones personales una y otra vez, sin experimentar que hay interoperabilidad y comunicación entre los diferentes niveles de atención que afectan al cuidado de nuestra salud personal. Quiero expresadamente invitar que todas las personas interesadas se acercan a conocer los dominios y competencias que hemos formulado con la ayuda de múltiples expertos e instituciones a lo largo del país y afuera, para que usuarios del ámbito clínico, tecnológico/computacional o gerencial pueden disfrutar la sensación de descubrir nuevos ángulos del conocimiento y experiencias que abren las puertas para una mejor organización de información en beneficio de la calidad de sus trabajos y desafíos.
Francisca PalmaPrensa Uchile