Las estrategias de los países para combatir la expansión del coronavirus

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Con más de 40 casos comprobados de personas afectadas por el COVID-19 en nuestro país, y el temor a que se alcance la fase 3 de su expansión en pocos días, la discusión sobre qué medidas se deben tomar para enfrentar la crisis cobra especial relevancia. En momentos en que países como Portugal y España han declarado «Estado de Alarma», conversamos con la Dra. Claudia Cortés, médica infectóloga de la Facultad de Medicina e integrante del grupo CHAIR, y el investigador Tomás Soto, del Centro de Sistemas Públicos de nuestro plantel, sobre qué estrategias se han implementado de forma exitosa en otros lugares.

Hace algunas semanas la noticia de que el gobierno de la República Popular China había decidido establecer una “cuarentena” en toda la provincia de Wuhan, con casi 50 millones de personas para combatir la expansión del coronavirus, generó amplia discusión sobre su efectividad.

Sin embargo, a medida que esta enfermedad alcanzó otros países como Japón, Corea del Sur o Italia, con cientos de miles de infectados y miles de muertos a escala global, el debate sobre qué medidas o estrategias deberían implementar los gobiernos para enfrentar la crisis cobró mayor relevancia.

Desde el cierre de fronteras implementado por Israel a la utilización de una App en Corea del Sur para monitorear a los pacientes que dieron positivo en los test, a la restricción de movimientos de la población en Italia, y la declaración de Estado de Alarma en Portugal y España, el abanico de posibilidades es realmente amplio.

Si bien en nuestro país aún nos encontramos en la fase 2, donde los casos de contagio aún son rastreables a una persona que haya traído el virus desde el extranjero, es cosa de tiempo que pase al siguiente estadio. Así lo explicó la Dra. Claudia Cortés, médica infectóloga de la Facultad de Medicina y parte del grupo CHAIR, quien aseguró que esto “que va a ocurrir en horas o días. En una situación como esa, desde el punto de vista epidemiológico la restricción de movimientos es muy útil porque hace que la velocidad de transmisión de la epidemia disminuya”.

La Dra. Cortés remarcó que si bien es cierto que el 80 por ciento de los pacientes afectados por el COVID-19 son leves y se pueden manejar en la casa, hay un 20 por ciento que debe ser hospitalizada, y un 5 o 7 por ciento que necesita ventilación mecánica.

“Si esos pacientes graves, aunque sean sólo un 7 por ciento, llegan en un corto período de tiempo al sistema de salud, va a colapsar, por lo que si mantienes medidas de distanciamiento social, se implementa el teletrabajo, entre otras medidas, haces que la transmisión sea más lenta y das tiempo a que pacientes se mejoren y desocupen camas para otros enfermos”, aseguró.

Respecto al diagnóstico de la enfermedad, destacó que a diferencia de Estados Unidos, que sólo hace poco abrió el testeo a otros centros médicos fuera del Centro de Control de Enfermedades, Chile lo abrió hace varios días, contando con numerosos centros públicos y privados analizando muestras.

La académica remarcó que el diagnóstico debe ir acompañado “de un aislamiento adecuado, porque el país aún recibe gente por las fronteras que viene de otros lugares infectados, y si bien los mandan a la casa a hacer un aislamiento de 14 días, sabemos de casos de gente que no lo cumple, sin comprender la gravedad que tiene el que contagien a sus padres, abuelos, a personas con cáncer o a inmunodeprimidos severos”.

La profesora Cortés remarcó la importancia de que medidas como el lavado correcto de las manos, el estornudar tapándose con el codo y el distanciamiento social siguen siendo las medidas principales de protección de la población, junto con la suspensión de convocatorias masivas, no sólo a niveles de grandes conciertos, sino también de misas o reuniones de apoderados.

Finalmente, Cortés llamó a las personas a vacunarse contra la influenza, ya que si bien no sirve contra el coronavirus, sí permitirá que cuando llegue el punto alto de la crisis la gente no tenga dos enfermedades simultáneas, por lo que si un paciente necesita respiración artificial, el sistema no esté colapsado.

Implementar el teletrabajo

Una de las medidas que se implementó con relativo éxito en China fue el enviar a los trabajadores a realizar sus labores a sus casas mediante el sistema de teletrabajo, entendido no solamente como el trabajo a distancia sino que además utilizando las tecnologías de la comunicación.

Al respecto Tomás Soto, investigador del Centro de Sistemas Públicos de nuestro plantel, explicó que esta modalidad puede traer beneficios como el ahorro de tiempo en los desplazamientos, en la calidad de la alimentación al poder cocinar en su casa y no comprar comida rápida, o en este caso disminuir el riesgo de contraer el virus en un contexto de pandemia.

Sin embargo, para que estos beneficios apliquen esta transición se debe realizar de manera correcta, alerta el investigador, ya que de no realizar la necesaria capacitación o preparación del personal, esto puede terminar afectando la calidad de vida familiar de los trabajadores, o alargando la jornada hasta la noche.

Va a llegar un punto en que la pregunta no será si es factible sino cual es la mejor forma de implementar esto. Hoy es bien difícil porque no es llegar y mandar a la gente a la casa, pero puede llegar el punto de tener que hacerlo, y hay que ver como mitigar los efectos que pueda tener al momento de hacerlo de forma repentina”, explicó Soto.

Junto con esto, Soto alertó que no todos los trabajos se pueden realizar mediante esta modalidad, ya que hay algunos que son inherentes al estar en el espacio físico como los relativos al aseo, pero también los que implican ciertos cargos de responsabilidad y coordinación que difícilmente se puedan realizar desde el domicilio.

“Los trabajos que pueden tele-trabajarse son los monótonos, de oficina con computador, que permitan ser realizados cumpliendo metas, pero se tienen que implementar de forma debida, porque si no puede elevarse el estrés, y terminar generándose problemas tanto para el trabajador como para la empresa”, finalizó.


Texto: Felipe Ramírez
Prensa U. de Chile