“Corresponsabilidad Social en el Cuidado: iniciativas y propuestas” fue el título del foro-panel realizado en la Casa Central de la Universidad de Chile. El evento estuvo enfocado en los avances y desafíos del país en este tema, sus implicancias para la autonomía e inserción laboral de las mujeres, la necesidad de desarrollar políticas públicas que definan esto como un derecho y una necesidad de todas las personas y su impacto en el ámbito universitario.
«La promoción de la corresponsabilidad social en el cuidado requiere del desarrollo de políticas y planes en distintos espacios institucionales. Por ello, felicitamos las iniciativas que se presentarán hoy, y nos comprometemos a vincularlas con las ideas que se desarrollan en las instituciones de educación superior, en específico, en la Universidad de Chile», expresó al inicio del foro la Rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés.
María Elena Valenzuela, experta en género y consultora de la CEPAL, planteó en la instancia que “tenemos que ver el cuidado como una necesidad a lo largo de todo el ciclo de vida y plantearnos, como sociedad, de qué forma lo enfrentamos y cómo nos organizamos, de tal manera de que no dependa del trabajo de las mujeres. El cuidado es un bien público, que por definición está disponible para todas las personas sin exclusión, y -por lo tanto- debe ser aprovechado por todas y todos, porque es un derecho de todas las personas sin costos individuales y sin exclusiones. Eso es el cuidado como un bien público”.
La profesional comentó un estudio que indica que el 76% de los cuidados en el mundo lo realizan las mujeres, lo que equivale a 16.400 millones de horas anuales y 2.000 millones de personas trabajando 8 horas diarias sin recibir remuneraciones. “El problema es que el cuidado se sigue basando en una lógica familiar, de resolución privada, y -por lo tanto- muchas de las políticas sociales siguen planteándose como políticas familiares, como un tema puertas adentro. Pero la verdad es que el hecho de que gratuitamente las mujeres donen su tiempo para lavar, planchar, cocinar y cuidar niños, es un subsidio que entregan al país, al crecimiento económico y al crecimiento de las empresas, y es importante asumirlo como tal, porque esto compromete el tiempo y el bienestar de las mujeres, ya que en la práctica hay una imposibilidad de que puedan insertarse laboralmente”.
La diputada Emilia Schneider, en tanto, presentó el proyecto de ley “Yo cuido, Yo estudio”, elaborado junto a la diputada Camila Rojas, que aborda el tema de la corresponsabilidad en el cuidado en la educación superior. “Este es un proyecto que apuesta a ser un punto de partida, no un punto de llegada, que -entre otras cosas- incorpora la flexibilidad académica en torno a la posibilidad de interrumpir un curso, los estudios, también en cuanto a la asistencia a las evaluaciones, pero sin perder los beneficios estudiantiles. En definitiva, una flexibilidad que se adapta a la situación individual de cada cuidador o cuidadora. Además, incorpora el principio de no discriminación y el reconocimiento del trabajo de cuidados como elementos que no pueden coartar el ingreso, el desarrollo, la permanencia, el egreso o la titulación de una persona de la educación superior, que tienen un tremendo rol que jugar, no solamente en la promoción de estas políticas dentro de sus instituciones, sino también con su rol esencial, que es producir conocimiento para el futuro de la sociedad”.
En esta línea, la directora de Igualdad de Género de la Universidad de Chile, Carmen Andrade, afirmó que “en el caso de las instituciones de educación superior esta problemática está presente, aunque muchas veces parece no verse, como si los problemas sociales ocurrieran fuera de las universidades. Pero en el caso del cuidado esto no es así. En cuanto a estudiantes madres y padres, enfrentan un camino difícil para compatibilizar las responsabilidades familiares con las altas exigencias académicas, y esto incluso lo podríamos extender ya no solo a estudiantes madres y padres, porque también hemos constatado que hay estudiantes que cuidan a adultos mayores. En este caso, la multiplicidad de roles tensiona las posibilidades de dedicación exclusiva que exige la formación tradicional, estructurada en sistemas rígidos, con alta demanda horaria y de presencialidad. Esto lleva a que con mucha frecuencia tengan que abandonar los estudios o postergarlos, y por ello valoramos muy especialmente el proyecto de ley presentado por las diputadas Schneider y Rojas que, por primera vez, se hace cargo de esta realidad particular”.
“Diversos estudios muestran que entre las académicas y sus pares varones existen diferencias en la asignación del tiempo, siendo ellas quienes más horas destinan al trabajo doméstico y de cuidados. No es extraño entonces que en Chile solo un 35% del total de personas que realizan investigación sean mujeres, y que solo un 28% de los proyectos de investigación sean liderados por académicas. En este sentido, las académicas hablan de una carrera de obstáculos para mantenerse en la producción científica, lo que impacta en la velocidad con la que avanzan y consolidan sus carreras”, destacó Andrade.
La Rectora Devés, por su parte, señaló que en la Universidad de Chile «hemos inaugurado jardines y salas JUNJI en nuestros campus, hemos implementado un reglamento estudiantil que garantiza las condiciones para que las y los estudiantes con responsabilidades familiares puedan compatibilizar sus dobles responsabilidades, hemos instalado infraestructuras para el cuidado en muchas de nuestras unidades académicas y estamos elaborando un reglamento de corresponsabilidad social del personal académico y de colaboración que esperamos poner en marcha este año». En este sentido, agregó, «estamos conscientes de que nuestra responsabilidad con el cuidado tiene una función permanente para avanzar hacia un ethos institucional que coloque el cuidado en el centro de su quehacer», indicó la máxima autoridad universitaria.
Finalmente, la asesora de género de la Subsecretaría de Servicios Sociales, Camila Bustamante, se refirió a los avances de la propuesta gubernamental de crear un Sistema Nacional de Cuidados. “Este sistema está dirigido a personas en situación de dependencia por motivos de salud, discapacidad o curso de vida, y nos parece importante plantear estos tres puntos porque creemos que tanto la niñez como las personas mayores requieren cuidados, y tienen que formar parte de un mismo sistema. Incluye también como población objetiva a quienes cuidan de manera remunerada y no remunerada, con la finalidad de contribuir a una nueva organización social del cuidado y garantizarlo progresivamente como derecho. Estamos trabajando en los objetivos del sistema, los enfoques, donde tenemos el enfoque de derechos, de género, de curso de vida e interculturalidad, y también en los principios, donde tenemos la universalidad, la igualdad, la corresponsabilidad, la autonomía y la vida independiente”.
Por otra parte, planteó que “en cuanto a la corresponsabilidad tenemos dos dimensiones de las que hacernos cargo. Por una parte, la corresponsabilidad social, que es reconocer el cuidado como un derecho y, por lo tanto, tiene que articularse con cuatro actores, que son el Estado, las familias, las comunidades y el sector privado. Por otra parte, la corresponsabilidad de género, que tiene que ver con cómo nos organizamos para proveer cuidados dentro de los hogares, y cómo hacemos para que los hombres participen y se involucren más, que al menos en otros países es lo que más les ha costado”.
Comunicaciones DIGEN
Universidad de Chile