Tiene 24 años y es una de las autoras de una investigación que busca alcanzar una Internet de alta velocidad a partir de las propiedades de la luz, estudio que ha destacado entre los más descargados de la revista internacional Optics Express.
Cuando Paloma Vildoso (24) vivía en Iquique, solía ir a la playa y observar el reflejo del sol en el mar y preguntarse por qué ocurría este fenómeno. “Era muy curiosa. Siempre me preguntaba esas cosas ¿Por qué si yo veo un cristal se ve rara la luz cuando pasa? Ese tipo de dudas, así que sabía que quería estudiar ciencia, pero no estaba segura si física”, cuenta.
Finalmente, el trabajo en los laboratorios de la Universidad la convencieron de que estaba en el camino correcto y encontró un área que la enamoró: la óptica, una disciplina que asegura se va a desarrollar de manera exponencial en los próximos años. “En el futuro vamos a cambiar todas las cosas electrónicas por cosas con luz. Creo que va a ser así. En poco tiempo van a empezar a generar transistores, circuitos, solamente con guías con luz. Por ejemplo, para poder cambiar la parte eléctrica de tu celular, para que sea mucho más rápido el procesamiento, para que haya menos pérdidas. Todo camina para allá”, asegura.
Internet más estable y veloz
Tras titularse de Licenciatura en Física, comenzó a trabajar como investigadora en el Grupo de Óptica del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas que es parte del Instituto Milenio de Investigación en Óptica (MIRO). Además, inició un postgrado donde estuvo casi ochos meses trabajando en una idea que al principio iba tener una perspectiva más teórica, aplicada a modelos cuánticos, pero luego, a partir del trabajo con profesores, llegaron a la convicción de que podría enfocarse en el Internet. “Era parecido, porque al final las señales que mandamos por internet son longitud onda, entonces podría llegar a funcionar. Lo conversamos y dijimos ‘veamos si funciona’”.
Durante meses, realizó muchas pruebas y construyeron no solo modelos teóricos, sino también un dispositivo de cristal que pudiera comprobar la hipótesis. El resultado fue una fórmula que podría hacer, por ejemplo, que nuestro Wi-Fi fuera más estable y potente. “Podríamos poner este dispositivo dentro un router y mandar una señal. Entonces, si tú estas viendo Netflix y yo viendo YouTube, vamos a tener que usar diferentes bandas de energía para que tu internet no se caiga y la mía tampoco. Esto podría ayudarnos a eliminar ese problema”, explica.
En ese mismo ejemplo, “la luz podría dividirse -o también se podría decir multiplicarse- en todas las direcciones, para llegar a todos los puertos necesarios. Y eso se puede hacer para cinco puertos, tres puertos, dos puertos (…) Una cosa interesante que encontramos es que estos dispositivos dependen mucho de la longitud de onda o el color que le mandemos (…) Por ejemplo, si mandamos una luz azul, la longitud de onda es pequeña, apretadita, en cambio más rojo es una señal más ancha. Así, la interacción entre los puertos cambia de acuerdo al color”.
A pesar de que se trata de un tema que despierta gran interés, las primeras respuestas tras enviar las conclusiones de los experimentos a diferentes revistas científicas fueron de rechazo. Sin embargo, en abril pasado, finalmente se publicó en la revista especializada Optics Express. “Al principio fue elegido por el editor como un tema destacado y lo puso en el top de su sección. Después pasó como un mes, más o menos, y nos avisaron que fue de los artículos más descargados”, detalla.
Ciencia e industria
¿Este tipo de investigaciones originales pueden llegar a masificarse o conseguir un desarrollo más industrial dentro del país? Paloma cree que sí, pero aún hay bastante camino por recorrer. “Es algo que falta mucho: incorporar a los científicos dentro de la industria. Muy poca gente hace, es más, la gente que hace eso son los bancos y en verdad lo que hacen es estudiar modelos, nada más. No generan productos y es algo que deberíamos hacer como país, invertir en científiques y estudios de óptica”.
Sobre este mismo punto, Paloma explica que la tecnología basada en modelos de luz puede ser más eficiente y económica a gran escala y se debería apostar por ella. “Imagínate que ahora tenemos 5G. Tal vez, en un par de años más, vamos a tener 10G con luz, que será más rápida y estable. Voy a poder hacer una transmisión en vivo mientras otro esté haciendo transmisión en vivo al mismo tiempo y no se va a caer nada, simplemente al enviar en vez de electrones, fotones”.
Para lograr las sinergias que permitan hacer crecer ese tipo de proyectos es necesaria la comunicación entre distintos actores, sostiene Paloma, empezando por las propias carreras al interior de la Universidad. “Faltan espacios para que científicos y gente de industria se junten. Por ejemplo, nosotros tenemos acá el Departamento de Física y al frente está Industria (Ingeniería Industrial) y yo nunca he hablado con la gente de Industria y ellos tampoco con nosotros. Conversar, decir ‘podríamos convertir este estudio en un producto’, pasar por las etapas de producción. Uno como físico no está instruido para hacer eso”.
Otro aspecto es la propia responsabilidad de los y las científicas para hacer visible su labor y generar mayor relación con públicos más amplios. “Ese es un trabajo que hay que hacer entre nosotros los científicos, porque tenemos que ir a la gente y mostrarle que la ciencia es para todes y no solamente para una élite. Y de paso incentivar la presencia de mujeres dentro de la carrera y también de personas de regiones. He visto que la mayor parte de los científicos acá son de esta misma región, entonces hay que incentivar a chicas y chiques que estén fuera de la Región Metropolitana a involucrarse en la ciencia”.
Texto y fotos: Aldo Vidal Neira. Periodista VAEC