La Universidad de Chile es la segunda institución pública del país con mayor número de colecciones biológicas, las que reúnen a más de 180 mil ejemplares. El trabajo asociado a este valioso patrimonio es el que busca mejorar el nuevo Comité de Diversidad Biológica organizado por la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de nuestro plantel, instancia compuesta por representantes de distintas unidades académicas que busca la creación de protocolos, estándares y políticas institucionales en la materia.
A nivel nacional, la Universidad de Chile es la segunda institución pública con mayor número de colecciones biológicas, pues en 2020 la consultora Nonken registró siete en total con más de 180 mil ejemplares. Sin embargo, las cifras carecen de trazabilidad, sistematización, reconocimiento y directrices institucionales.
Frente a este escenario, la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VID) constituyó el Comité de Diversidad Biológica, que coordinará la creación de políticas, estándares y procedimientos institucionales en la materia, además de hacer un catastro oficial con los ejemplares existentes. Esta instancia, inédita en la Casa de Bello, reúne a representantes de las facultades de Ciencias, Medicina, Derecho, Arquitectura y Urbanismo, Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Ciencias Veterinarias y Pecuarias, y Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza.
Para la directora de Investigación de la VID, Silvia Núñez, la iniciativa es una oportunidad que permite fortalecer y promover mejores prácticas en este ámbito. “El Comité se formó desde la voluntad de académicos de diversas áreas y forma parte de los lineamientos de tratados nacionales e internacionales que se han firmado en la materia. Es fundamental entender que se trata de material invisible, guardado en laboratorios y refrigeradores, pero que tiene una gran importancia en el trabajo investigativo por el nivel de información que brinda. A partir de esto, esperamos avanzar hacia la construcción de una política institucional robusta desde las diversas disciplinas y que dialogue con las necesidades reales de la institución”, destacó.
El presidente del Comité y curador del Herbario EIF de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Nicolás García, explica que cada ejemplar de las colecciones biológicas proviene de distintas localidades y especies, por lo que son una fuente de datos para estudiar aspectos de la diversidad biológica. “Muchas revistas científicas exigen el depósito de los especímenes que se usaron para alguna publicación en colecciones formales. En la Universidad son muy usadas para docencia de botánica o entomología y en la realización de tesis o memorias de título. También tienen mucho potencial para actividades de extensión, como el Día del Patrimonio, pues en 2019 abrimos las puertas del Museo Entomológico Luis Peña, el Herbario EIF, la colección paleobotánica de la profesora Teresa Torres y el arboretum Antumapu”, comentó.
Diversidad biológica para escalar la investigación académica
Una colección biológica es un conjunto de ejemplares o material biológico almacenado en condiciones especiales para garantizar su preservación a largo plazo. De esta manera, se instala como la principal fuente de información sobre la diversidad de los organismos vivos, brindando antecedentes en distintos niveles: histórico, geográfico, genético, evolutivo, ecológico, anatómico y morfológico. Asimismo, facilita el desarrollo de la biodiversidad, que permite el derecho a la existencia y es la base mayoritaria de beneficios desde la naturaleza hacia las personas.
En el país existen algunos tratados internacionales en la materia, como la Convención para la Diversidad Biológica de 1994, el Plan Estratégico para la Biodiversidad 2011-2020 y la Estrategia Nacional de Biodiversidad 2017-2030. Además, se encuentra el GBIF-Chile, que es el Nodo Nacional de Información sobre Biodiversidad a cargo del Ministerio del Medio Ambiente.
Las y los especialistas sostienen que en la Universidad de Chile existen partes de colecciones que no se valoran, se han perdido, o se han regalado a museos y otras instituciones. Por lo tanto, el Comité se centrará en mejorar el trabajo existente, identificar otras colecciones y generar buenas prácticas para recolectar especímenes, pues actualmente hay investigadores que recogen objetos en terreno y no pueden ser ingresados a las cifras oficiales de la institución.
El investigador del Laboratorio de Plasticidad Metabólica y Bioenergética, Félix Urra, considera que esta iniciativa demuestra la importancia de entender las colecciones biológicas como bibliotecas científicas. “Tienen un tremendo potencial para la investigación básica y en algunos casos para la investigación clínica. Por lo tanto, generaremos un catastro de las colecciones biológicas presentes para determinar el número total e identificar las necesidades. Por otra parte, conoceremos a los usuarios, que son mayormente estudiantes, académicos e investigadores, con el fin de saber las actividades investigativas que se están realizando con este material”, señaló.
Preservación del patrimonio biológico
El Laboratorio de Plasticidad Metabólica y Bioenergética trabaja en el estudio de reptiles y anfibios nativos, considerados animales centinelas de la contaminación ambiental al ser sensibles a enfermedades emergentes. De esta manera, se investigan las secreciones venenosas de serpientes para identificar péptidos con acciones hipotensoras, anti-agregante plaquetarias y hasta antitumorales, por lo que se hace prioritario establecer una colección herpetológica oficial en la Universidad, que permita impulsar estudios transdisciplinarios de alcance internacional.
El Dr. Urra agrega que “la institución tuvo una colección herpetológica oficial, pero actualmente se encuentra custodiada por otras instituciones que colaboran con nosotros desde hace varios años. A partir de las características de los ejemplares, se determina la descripción de una nueva especie, que se denominan Holotipos, por lo que sería un privilegio contar con este material en la Universidad y así fortalecer estas líneas de investigación”.
Por su parte, la académica de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Carla Delporte, destacó que “el Comité tiene varios desafíos, pero los primeros puntos en los que nos centraremos serán hacer un catastro de las colecciones biológicas y fortalecerlas; consolidar las colecciones en GBIF; y formalizar la inscripción de la Universidad como socio publicador en GBIF”.
La profesora Delporte trabaja como directora del Herbario de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, fundado en 1955 a partir de colecciones del botánico, micólogo y liquenólogo alemán, Federico Johow. En 1982, este organismo alcanzó los 16 mil ejemplares y hoy en día se instala como una fuente de información valiosa sobre la flora histórica central, registrando incluso especies ya extintas.
En tanto, la académica de la Facultad de Ciencias Sociales, María Isabel Cartajena, señala que la diversidad de disciplinas de la iniciativa habla de su relevancia y transversalidad. “A partir de proyectos investigativos en el Departamento de Antropología se han y siguen generado colecciones de referencia de plantas, maderas y animales, entre otros. La creación del Comité nos permite entender que estas también puedan ajustarse a los estándares para su utilización de bases de datos como GBIF y convertirse en una importante fuente de información a futuro, junto con mejorar la capacidad para albergar colecciones”, comentó.
Actualmente, el Comité se encuentra en una fase de socialización a nivel institucional, esperando su formalización a través de un decreto universitario y la realización del primer catastro de colecciones biológicas. De esta manera, se buscará generar conciencia sobre el patrimonio genético, ecológico y biológico, dando cuenta del potencial de este material para la investigación. En esta línea, el Profesor García espera “que las colecciones biológicas de la institución reciban un reconocimiento como depositario formal de estos muestrarios científicos, asegurando su resguardo y desarrollo, porque además de ser una importante fuente de datos, son parte de la historia y patrimonio de la Universidad”.
La profesora Cartajena concluyó que “la comunidad interna puede sorprenderse por el patrimonio que tenemos invisibilizado actualmente en la Universidad de Chile, ya que las colecciones generadas por las y los investigadoras serán puestas en valor. Luego de obtener la información, será necesario que evaluemos cómo ajustar los estándares necesarios para ingresar los datos a GBIF, junto con implementar una política institucional donde el desafío mayor será velar por el cumplimiento de protocolos”.
El Comité de Diversidad Biológica también está compuesto por las y los académicos Andrés Rubio de la Facultad de Ciencias Veterinarias, Andrés Marcoleta de la Facultad de Ciencias, Daniela Manuschevich de la FAU, Jorge Aranda de la Facultad de Derecho y Rosa Scherson de la Facultad de Ciencias Forestales.
Comunicaciones VID